
La sinfonía Praga fue terminada en Viena el 6 de diciembre de 1786 y estrenada un mes más tarde en Praga, bajo dirección del compositor.
Aunque Mozart fue uno de los compositores más famosos de Viena, se vio obligado a compartir la atención pública con talentos menores tales como Antonio Salieri y el padre Martini. Debido a esta competencia, a Mozart le resultó cada vez más difícil obtener presentaciones de sus obras y encargos. Así que mostró interesado cuando el conde Johan Thun le invitó a Praga, a principios de 1787. La reciente ópera del compositor Las bodas de Fígaro había sido interpretada en esa ciudad con gran éxito y mucha gente deseaba conocerle. Mozart y su esposa Constanza Weber aceptaron la invitación. Se le otorgaron muchos honores a su llegada a Praga. Dondequiera que fuera encontró gran respeto y admiración y con sus conciertos ganó considerable alabanza en la prensa y sumas de dinero sustanciales.
Sabemos mucho sobre la vida de Mozart a Praga debido a una larga carta que le escribió desde allí a su amigo Gottfried von Jacquin
Fui con el conde Canal al denominado baile Bretfeld, donde por lo común se reúne la crema de las bellezas de Praga. ¡Hubiera sido de tu agrado, mi amigo! Quiero decir, puedo verte detrás de todas las muchachas adorables y de las mujeres casadas. ¿Corriendo detrás? Nada de eso: rengueando tras ellas. No bailé y no flirteé. Lo primero porque estaba demasiado cansado, lo último, porque soy un idiota natural. Pero contemplé la escena con gran placer, mientras toda esta gente brincaba, muy extasiada, con la música de mi Fígaro arreglada para contradanzas y valses. Porque la gente aquí no habla más que de Fígaro. No se toca, canta ni silba nada que no sea Fígaro. ¡Ciertamente un gran honor para mí!
Las semanas que Mozart pasó en Praga le proporcionaron el éxito popular más grande que iba a conocer jamás. El 17 de enero asistió a una representación de Fígaro, durante la cual la audiencia rompió en un aplauso espontáneo para darle la bienvenida y honrarle. Dos días más tocó un concierto para piano, durante el cual improvisó durante media hora ante una multitud hechizada. Al día siguiente dirigió una representación de Fígaro. Recibió un encargo para una nueva ópera para Praga, que resultó ser Don Giovanni.
Mozart quería presentar una nueva sinfonía al público de Praga. Había terminado una obra de tres movimientos justo antes de dejar Viena. Como todavía no había sido tocada, dirigió el estreno en su ciudad anfitriona. Así fue que la sinfonía se conoció como Praga.
Sinfonía Nº 39 en mi bemol mayor
1. Adagio – Allegro
2. Andante
3. Presto
El primer movimiento comienza con una introducción lenta, extensa, muy inhabitual en Mozart.
La figura de la apertura, que presagia el comienzo de la Sinfonía Júpiter, nunca más se volvió a escuchar. Finalmente, se presentan notas repetidas y sincopadas. Esto es significativo, porque la misma figura comienza el allegro. No es sino hasta el séptimo compás del allegro cuando la música se establece en la armonía tónica y en una figura que es verdaderamente melódica. La inquietante vitalidad rítmica de la síncopa (desplazamiento de la acentuación rítmica resultante del enlace de dos sonidos iguales que se hallan en distintos tiempos del compás), derivada de la introducción, se siente a lo largo de todo el movimiento, excepto de durante el segundo tema lírico. La sección de desarrollo está muy comprometida desde el punto de vista contrapuntístico, partiendo de un canon (en el desusado intervalo de la séptima) que es respondido, de un modo casi propio de la fuga, por otro canon (en la segunda). Hay partes de este movimiento tan complejas que Mozart verdaderamente elaboró el contrapunto en una serie de esbozos preliminares, lo que raramente necesitó hacer en otras composiciones.
El segundo movimiento, como los exteriores, están moldeados en forma sonata (forma frecuentemente empleada en primeros movimientos, compuesta por una exposición, desarrollo y recapitulación). Desde el comienzo, Mozart contrasta la música diatónica (los primeros dos compases) con la escritura cromática (segundo par de compases), una oposición que desarrolla a todo lo largo del movimiento. Tras el período de la apertura hay un canon diatónico, que recuerda los pasajes imitativos del primer movimiento.
El final está relacionado con el primer movimiento debido a los síncopas de los compases tercero y cuarto. El desarrollo continuo de estos ritmos hace que este movimiento sea muy intenso, a pesar de su tiempo despreocupado. En la sección de desarrollo hay poderosas modulaciones que aumentan la temeraria intensidad. Las síncopas desaparecen finalmente en la coda (sección de terminación) de manera que la sinfonía puede concluir de un modo feliz.
La sinfonía Praga es también conocida como la Sinfonía sin Minué. Varias sinfonías anteriores a Mozart tienen también solo tres movimientos. La estructura de las obras anteriores de Mozart deriva de la obertura francesa tripartita. En K. 504, sin embargo, es la expresión compacta y serena lo que impide el movimiento de la danza. Praga es más dramática que sus anteriores. Trata contrastes más grandes y oposiciones más fuertes. El primer tema fragmentario del primer movimiento frente a su lírico segundo tema, el diatonismo del segundo movimiento frente al cromatismo y las frecuentes yuxtaposiciones de cuerdas del final frente a los vientos y las texturas fuertes frente a las suaves. El drama está aumentado por un amplio contrapunto. Así que la Número 38 va más allá de las sinfonías de transición Haffner y Linz, al establecer la sinfonía como una forma mayor.
LINK:
MOZART - Sinfonía N°38 en Re mayor (K. 504) (Brügger - Orchestra of the 18th Century)
No hay comentarios:
Publicar un comentario